El aceite de oliva es uno de los productos más apreciados y consumidos en el mundo, especialmente en los países mediterráneos. Sin embargo, en los últimos años, su precio ha experimentado un aumento considerable que afecta tanto a los productores como a los consumidores. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Qué factores influyen en el valor del oro líquido
En esta entrada, vamos a analizar las principales causas que explican por qué el aceite de oliva está a un precio tan alto, y cómo podemos esperar que evolucione el mercado en el futuro.
La oferta y la demanda: el factor clave
Como ocurre con cualquier producto, el precio del aceite de oliva depende en gran medida de la relación entre la oferta y la demanda. Es decir, de la cantidad de aceite que se produce y se pone a disposición de los compradores, y de la cantidad de aceite que se demanda y se consume en el mercado.
La oferta de aceite de oliva está determinada por la producción de los países productores, que son principalmente España, Italia, Grecia, Portugal, Túnez y Turquía. Estos países concentran más del 90% de la producción mundial de aceite de oliva, siendo España el líder indiscutible con más del 50% del total.
La producción de aceite de oliva depende de varios factores, entre los que destacan las condiciones climáticas, las plagas y enfermedades que afectan a los olivos, y el ciclo bianual del cultivo. Este último hace que haya años de mayor cosecha (años de vecería) y años de menor cosecha (años de contravecería), lo que provoca fluctuaciones en la oferta.
La demanda de aceite de oliva está determinada por el consumo de los países consumidores, que son principalmente los mismos países productores más otros como Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Brasil o China. Estos países tienen diferentes hábitos y preferencias a la hora de consumir aceite de oliva, lo que influye en la demanda global.
La demanda de aceite de oliva depende de varios factores, entre los que destacan el nivel de renta, el precio relativo respecto a otros aceites vegetales, la conciencia sobre los beneficios para la salud, y las campañas de promoción y difusión del producto.
En los últimos años, se ha producido un desequilibrio entre la oferta y la demanda de aceite de oliva, lo que ha provocado una subida del precio. Por un lado, la oferta ha disminuido debido a las malas cosechas en algunos países productores por causas climáticas o fitosanitarias. Por ejemplo, en 2014 hubo una sequía severa en España y una epidemia de la bacteria Xylella fastidiosa en Italia, que redujeron drásticamente la producción. Por otro lado, la demanda ha aumentado debido al incremento del consumo en algunos países emergentes como China o Brasil, donde el aceite de oliva se percibe como un producto gourmet y saludable.
Este desequilibrio ha generado una escasez relativa de aceite de oliva en el mercado, lo que ha presionado al alza el precio. Según datos del Consejo Oleícola Internacional (COI), el precio medio del aceite de oliva virgen extra en origen ha pasado de 2,83 euros por kilo en 2013 a 4,23 euros por kilo en 2021, lo que supone un aumento del 49%.
Otros factores que influyen en el precio del aceite de oliva
Además de la oferta y la demanda, existen otros factores que influyen en el precio del aceite de oliva, tanto a nivel nacional como internacional. Algunos de estos factores son:
- Los costes de producción: son los gastos que tienen los productores para obtener el aceite de oliva desde el campo hasta la almazara. Incluyen los costes laborales, energéticos, fitosanitarios, logísticos, etc. Estos costes varían según el tipo y tamaño de explotación (intensiva o tradicional), la tecnología empleada (riego o secano), la calidad del producto (virgen extra o lampante), etc. Los costes de producción influyen directamente en el margen de beneficio de los productores y en su capacidad para competir en el mercado.
- Los impuestos y aranceles: son las cargas fiscales que se aplican al aceite de oliva tanto en el país de origen como en el país de destino. Incluyen el IVA, los impuestos especiales, los aranceles aduaneros, etc. Estos impuestos y aranceles varían según la legislación de cada país y los acuerdos comerciales entre ellos. Los impuestos y aranceles influyen directamente en el precio final que pagan los consumidores y en la competitividad del producto en el mercado.
- La especulación: es la actividad de los agentes que intervienen en el mercado del aceite de oliva con el fin de obtener beneficios a corto plazo mediante la compra y venta del producto. Estos agentes pueden ser productores, cooperativas, almazaras, envasadores, distribuidores, intermediarios, etc. La especulación se basa en las expectativas sobre la evolución de la oferta y la demanda, y puede provocar distorsiones en el precio del aceite de oliva al generar situaciones de acaparamiento o dumping.
- La calidad: es el atributo que determina las características organolépticas, físico-químicas y nutricionales del aceite de oliva. La calidad depende de varios factores, entre los que destacan la variedad de la aceituna, el estado de maduración, el proceso de recolección, el transporte, el almacenamiento, la extracción, el envasado, etc. La calidad influye directamente en la percepción y satisfacción de los consumidores, y en la diferenciación y posicionamiento del producto en el mercado.
¿Qué podemos esperar del futuro del aceite de oliva?
El futuro del aceite de oliva es incierto y depende de muchos factores que pueden cambiar en cualquier momento. Sin embargo, podemos hacer algunas previsiones basadas en las tendencias actuales y en los escenarios posibles.
Por un lado, se espera que la oferta de aceite de oliva se recupere en los próximos años gracias a las inversiones realizadas por los productores para mejorar la productividad y la calidad de sus explotaciones. Además, se prevé que se incorporen nuevos países productores como Australia, Argentina o Marruecos, que ampliarán la oferta global.
Por otro lado, se espera que la demanda de aceite de oliva siga creciendo en los próximos años gracias al aumento del nivel de renta y del poder adquisitivo de los consumidores, especialmente en los países emergentes. Además, se prevé que se mantenga el interés por los beneficios para la salud del aceite de oliva y que se incrementen las campañas de promoción y difusión del producto.
Estas previsiones apuntan a un equilibrio entre la oferta y la demanda de aceite de oliva a medio y largo plazo, lo que podría estabilizar el precio del producto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen factores impredecibles que pueden alterar este equilibrio, como las condiciones climáticas extremas, las plagas y enfermedades emergentes, las crisis económicas o políticas, o las guerras comerciales.
En conclusión, el precio del aceite de oliva es un fenómeno complejo que depende de múltiples factores que interactúan entre sí. Por ello, es importante estar informado y actualizado sobre la situación del mercado para poder tomar decisiones acertadas tanto como productores como consumidores.
Gracias un día mas por leernos y os recordamos nuestras últimas entradas al blog en las que os hablamos sobre la vendimia y sobre el melocotón.